MEDIANOCHECLARA

MEDIANOCHECLARA

sábado, 16 de julio de 2011

COMPETIDORES


Tan pronto desapareció del pueblo, todo perdió encanto y colorido; el brillo del poblado se fue tras  su partida como si fuera su aura, lejanos y perdidos quedaron los paisanos, su mujer, que ardió de fiebre por largos días, desapareció como él.


La desgracia emprendió un vuelo artístico sobre los amigos; fue un desafío, una catarata, que duró varios días, destruyó las almas de quienes lo amaban, fue desbastador; los jóvenes perdieron sus colores... rostros grises, saqueados, sin fuerzas.
 Cosas muy extrañas pasaron, el pánico entró por la puerta grande y llenó de miedo el lugar, nada respondía a sus mandos. El pueblo dejó de ser habitable, la noche quedó eclipsada como una vagabunda, sin nada más que hacer.


Cuando salió el sol, aquel lugar se despertó de golpe sin que sus habitantes recordaran nada, todos volvieron a sus hogares, a sus trabajos, a su vida. Lo raro de todo esto fue que quien presenció lo acontecido, y quien lo narra, se conocieron el mismo día que el pueblo se convirtió en un basurero de olvido, se contemplaron indiferentes, sabiéndose sabuesos y cuenteros de historias fantásticas.
 Ellos miraron sus manos, cada cual poseía un cuaderno y bolígrafo, herramientas de trabajo, ambos sabían la razón de su presencia allí.


Eran sabios competidores, narradores de historias. Sin embargo, un tercero  que ninguno vio jamás estaba tenso y oculto, sólo él conocía la verdadera historia, sólo el sabia su final, nadie percibió su presencia.

Los dos competidores buscaron el pasillo de la vida por donde se perdiera la mujer afiebrada.
 Su secreto estaba a salvo; ahora, podía retomar un camino de libertad; su mujer ya no lo molestaría más, la noche vagabunda la tomó a cambio de su libertad.