MEDIANOCHECLARA

MEDIANOCHECLARA

viernes, 16 de marzo de 2012

UNA PARTIDA MÁS

Quiere evadirse del silencio tormentoso,
pero cruel como un gato sarnoso
el tiempo no le permite
volar, ni caminar, ni olvidar la oscuridad.
Se queda en la torre negra.
La sangre se deteriora sobre su cuerpo,
el viento la desparrama
y solo atina a nombrarla,
casi sin voz, es un sollozo entrecortado.
La ansiedad en un cumulo misterioso
que lo empobrece aún más, y su razón
muere, como está haciéndolo su corazón.
La brisa sacudida por la compasión
cruza sobre su frente un poco de frescura,
lo anima, lo revive, lo estimula,
logrando hacer que suba sus manos,
que tome esa copa rubia,
que la beba y sienta es su interior
como va entrando la paz
a raudales por su cuerpo maltrecho.
No vacila, hace lo que siente y cumple
con su promesa de morir
sin volver a pedir un tiempo más.
La recompensa se la lleva el poderoso
el solo deja su sangre descompuesta
como una pirueta del destino
que jugando al tira y afloja
le gano la partida.

jueves, 15 de marzo de 2012

SU PROPIO CORAZÓN





Comenzó un pequeño corazón a latir detrás de las apariencias relativas de huevo. Siguió su curso y lentamente fue siguiendo su ritmo. Se perfeccionó dentro de esa cáscara que lo contenía. Creció de volumen latiendo junto a miles de células que se volatizaban en un conjunto increíbles de pequeñas partículas voladoras.

Su cuerpo de rosa y piel en pétalos no interfirió en su latir. A cada uno de esos latidos lo acompañaba el crecimiento mental que poseía dentro de su cavidad. Allí se desarrollaban las conexiones más increíbles, su corazón era auténtico, diferente y poderoso. Un día el fuego fue absorbiendo su cascarón, se fue rajando y sus partes blancas se convirtieron en escamas negras, secas y desechables.

Él salió a recorrer una senda especial. Su libertad le era permitida. Fue creado para diversas emociones. Fue clonado sin recuerdos, sin escrúpulos.

Comenzó su andar sin cuerpo, sin alma, sin razón. Solo tenía un señuelo, su propio corazón que en cada latido formaba mares, ríos y montañas, y el mundo creció desde ese pequeño lugar, latiendo.

Así fue encontrando lugares, huecos, campos, ciudades y forestaciones.

Luchó con el mal y se llevó todo su contenido a su profundo e infinito corazón que no tenía ni principio, ni fin, solo parecía ser pequeño... no lo era.

El mundo fue absorbido lentamente. Las personas fueron desapareciendo. No existía lugar seguro, él arrasaba con todos, los volatizaba.

Luego de un corto período de prueba fue llamado a informar de su estado y trabajo. Comenzó nuevamente el proceso del huevo.

Ya dentro de su cavidad fue latiendo cada vez más lento buscando el camino de su inmortalidad, se fue durmiendo. Su cáscara se partió al cerrarse el círculo destruyéndose en la tierra sin dejar rastro.

Él llego a su oficina de caracol. Llamó a su puerta. Los sensores funcionaron rápidamente. Fue tragado por la brisa concentrada y tan azul como el mismo cielo. Allí encontró su cuerpo, se metió en él, se vistió correctamente como correspondía estar frente a su superior.

Una nube lo transportó suavemente frente al reino de los cielos. Tomó su espacio ya destinado y esperó su tiempo.

Cuando el Señor de los cielos llegó, no sabía exactamente cuántos milenios hacía que lo esperaba.

Un suave viento profundo y delicado levantó un atril. Allí, frente a él, se encontraba su Dios que lo observaba con mucho amor.

Rápidamente fue relatando todo lo que había hecho en la Tierra. El Señor ya lo sabía de antemano pues todo lo observaba.

Le dijo: “Hijo ya cumpliste con mi mandato, sacaste mucha maldad, pero aún hay tantas rodando por ese globo terráqueo que tendrás que regresar. No será ahora. Tendrás tu sueño de recompensa, dormirás tanto como sea necesario, hasta que tu latido regrese a la vida y volverás a dejar allí todas las cosas como estaban antes que tú llegaras. El ser humano necesita un castigo, ese será su castigo, tratar de hacer ellos solos las cosas bien, volver a un estado de paz y de amor sin corrupción”.

El corazón se fundió en un sueño reparador…

Continuará.

sábado, 3 de marzo de 2012

EL SEÑOR SUEÑO IV


El día de los enamorados llego a su fin.

Todos tendrían que ponerse a trabajar en lo que el jefe ordeno, de lo contrario el supervisor seria dado de baja en cualquier momento.

Comenzó a llamar uno por uno a los trasgresores, nadie respondía, estaban todos dormidos o increíblemente trabajando. No lo podía creer, todos inmersos en un sueño compartido.

Quiso explorar de qué se trataba aquello que soñaban.

Entro lentamente al mundo irreal, claro, nada le pareció mal, ya que todos estaban en la misma, la realidad no existía para ellos.

Mientras más se acercaba al experimento, más sentía es olor fuerte, le recordaba algunas cosas del pasado, cuando recién comenzó a trabajar y lo enviaban a cualquier lugar, justamente ese olor le traía malos recuerdos.

Siendo pequeño aún en esto de soñar para los otros, fue enviado al infierno, el no sabía muy bien de que se trataba, fue, increíblemente pésimo el momento. Descubrió un lugar horrible y diferente. La niña que dormida desplegaba ese tremendo sueño, estaba atormentada, y por momentos su corazón parecía salirse de cauce, no quiso seguir con ese mandato, y rápidamente y aún sin experiencia, dio por terminado el sueño.

Toco la frente de la niña, le roció la sien con agua bendita. Cuando sintió una voz que le indicaba su regreso.
Que se presentara a la oficina del jefe inmediata mente.

Lógico, entro en pánico, sabia que a los sueños cuando no cumplen una orden los hacen desaparecer, mandándolos a los desiertos de los sueños donde no hay nada, ni existe nadie, allí luego desaparecen y nunca más se los ve.

El jefe con el ceño fruncido, lo atendió, le dio un par de mosquitas para que jugara como si fuera un niño por crecer, luego le pregunto por su falta de compromiso en el trabajo.

El pobre estaba tan asustado que solo atino a decir, que lo asusto el olor y la convulsión de la niña.
Su jefe le reprendió el comporta miento, le sugirió que de ahora en más, jamás dejara el trabajo sin terminar, que por esta vez solo lo dejaría un día en la montaña desértica de los sueños.

Recordando esto, avanzo rápidamente por el ancho camino al infierno, se encontró con el secretario de lucifer, éste le pregunto si buscaba a sus empleados, que todos estaban en una nube roja, incandescente, llena de alcohol y fuego, que no creía que pudiera sacarlos de allí.
Lo miro sin contestar, paso de largo, dio un soplido impresionante de sueño, y todo se acomodo, desapareció el fuego, la nube y el alcohol,todo junto al secretario. Ellos fueron despedidos como por arte de magia del lugar.

Les hablo, le recomendó comenzar con lo acordado, de lo contrario sus vidas como sueños no valdría nada a la hora de reportar la intensidad de sus trabajos.

Todos se acomodaron, cada cual se vistió como decía el libreto. En el supervisor asomo una sonrisa de satisfacción y juntos comenzaron a ascender.